viernes, 28 de junio de 2013

VISITA A IBÉRIC. Un almuerzo de Dioses


El mercado de Ruzafa fue proyectado por Julio Bellot Senet, según acuerdo del Ayuntamiento de 1954 e iniciadas las obras a finales de mayo de 1957. Se encuentra situado en el núcleo de la barriada de Ruzafa, frente a la iglesia barroca de San Valero, en una zona que ha sufrido rápidas modificaciones de las estructuras urbanísticas iniciales con la inclusión de edificios de viviendas de mucha mayor altura….


¿de verdad os interesa saber la historia del mercado? ¿O preferís escuchar como fuimos a almorzar y hacer el capullo? Lo sabía…
Hoy hemos decidido hacer algo nuevo. Queríamos cambiar de aires y traernos a algunos amigos para enseñarles el barrio y darle vida. Tras caminar entre las interminables obras que tanto están jodiendo al barrio de Ruzafa y sus negocios, hemos alcanzado el Mercado. El centro neurálgico de Russafa, junto a su iglesia: San Valero.
Habíamos oído hablar de un lugar dónde van a comprar los Dioses para degustar los productos ibéricos de mejor calidad, pero teníamos que verificarlo con nuestro paladar. El puesto de Nacho: Ibéric, ¡qué no se os olvide!
Hemos llegado con toda la tropa, Álverock con gafas de sol, Tripy en patinete eléctrico, el último boy Scout echando fotos y David, un vecino del barrio.
Allí estaba Nacho, cortando Quesos y Jamones con gran maestría. Un lugar moderno y espectacular. Daba ganas de comerse todo. Nos fijamos y allí estaban Jesucristo de paisano, Vishnu con todos sus brazos tratando de alcanzar el lomo embuchado, Zeus y Odín babeando con su jamón de calidad y el “aceitaco” que se habían llevado, y el gordo de Budha al que nadie hacía caso.
Tripy les echa a un lado y comienza a probarlo todo. Entra en trance: “¡¿Pero cómo puede estar tan bueno, por Dios?!”.
Todos los Dioses se giran: “¿Me has dicho algo?”. Tripy les echa a patadas y se bebe a Budha ahí en medio, recrimina a los dioses Nórdicos que aún le deben unas jarras de hidromiel del último día que quedaron, pero se van, no quieren líos con Tripy, ya ajustarán cuentas en el Valhala
Nos llevamos de todo: jamones, quesos, chorizo, salchichón, lomo, sobrasada… (Aún babeamos de recordarlo), además, podemos encontrar productos como cervezas valencianas artesanas, patés, aceites, vinos turbios y un montón de cosas más.  Conseguimos unas barras de pan, un tomate valenciano, unas olivas y unas birras  y nos vamos a San Valero. Menuda mañana. No sabíamos si estábamos en el cielo o dónde coño andábamos. ¡Qué calidad!, ¡Qué productos!, ¡Qué sabor! Gracias Nacho. Solo sabemos que volveremos y qué necesitamos recomendar este pequeño negocio tan “grande”. Si de verdad queréis llevaros algo bueno de Ruzafa, pasaos por Ibéric y visitad a Nacho, que no os asusten sus cuchillos. Esperamos repetir dentro de poco, y ya sabéis, si queréis apuntaros a un almuerzo de Dioses, Som Russafa os hace un hueco “encantados”.




lunes, 10 de junio de 2013

Slaughter house o “como coño se escriba”







Después de estar más de media hora buscando como “coño” se escribe el nombre de esta librería-cafetería-cervecería de la calle Denia 22, y lo que significaba, nos armamos de valor y partimos hacia el local. Tripy va todo el camino riéndose a carcajadas:
- ¡un sitio en el que se pueden beber birras y que además hay libros!, ¡eso tengo que verlo yo! Además, en mis tiempos de mozo con bigote en los que solo bebía vinagre, eso era una carnicería.
- Cosas más raras habrás visto. Además, estará reformado así en plan moderno, como le mola a la gente de Ruzafa.
Un sitio moderno, alternativo e increíble. Cuando llegamos al lugar vemos que ¡la reforma es espectacular!, para nada se podría decir que ahí tenían antes una carnicería. Ni si quiera por los ganchos del techo, ni por la barra, que es un mostrador para despachar. El tío que sale de dentro con un delantal blanco lleno de sangre tampoco nos hace sospechar. Nos enamoramos al minuto uno del tirador de cerveza, Tripy se lo quiere llevar pero no le dejamos. Álverock empieza a liarse súper a saco con todos los libros: “Aquí podré venir con cualquier chiquilla. Me gusta para una cita romántica”, se pone a gritarle a las mesas. Hay una especie de reunión de colegas en una esquina, y un hombre con el portátil escribiendo algo, quizás sea un futuro “best seller”. El sitio está tranquilo hasta que empieza a haber marcha y el hombre se rompe el portátil contra su propia cabeza y se bebe tres cervezas de un trago, se piensa que puede vencer a nuestro maestro de ceremonias: Tripy hace una demostración ingiriendo medio bar.  Y nosotros intentamos que nuestra visita sea tranquila (no quiero acabar otra vez en comisaria), sin éxito. La sencillez de las cosas y el no intentar darle muchas vueltas  y que sean autenticas sin buscarlo, es lo que hace de “Slaughter House” un sitio tan especial. Ya somos fans y ¡queremos volver, ya!, siempre que los Slaughter de Slaughter House nos dejen. Esta vez prometemos no quemar ni robar los libros a los clientes para cambiárselos por cervezas. Pasaos en algún momento por la tarde y disfrutar de una buena conversación, unos libros o un ambiente moderno y diferente; o bien, comenzad vuestras aventuras por ruzafa en este lugar con unas cuantas cervezas, seguro que saldréis con algún amigo de más. 

Bufit, Hamburguesas Gourmet y todo lo que quieras.




Bufit, Hamburguesas Gourmet y todo lo que quieras.







Hoy nos apetece ir a comer a un sitio en el que no tengamos que quitar a un borracho de encima de la mesa, o un cadáver, o un cadáver borracho… Tripy no conoce ningún sitio así, no está dentro de su agenda culinaria. Pero caigo en la cuenta de que en ruzafa tenemos un sitio que parece fino y a la altura de nuestras expectativas. Queremos algo “Gourmet”, no cualquier bar ni restaurante, un lugar dónde poder comer o cenar tranquilamente; y comida que no se encuentre en cualquier sitio. ¡BUFIT! CALLE LITERATO AZORIN 20, sí hombre enfrente del Mercadona… decidimos ponernos nuestros trajes de gala y por una vez llevar pantalones.. Entramos en el lugar como de costumbre, dándolo todo y escupiendo bocanadas de fuego por la boca. Raúl nos regaña, y nos aserenamos, decidimos sacar los monóculos y los relojes de bolsillo. Una familia come en una mesa, en otras dos chicas de unos “veintialgo”, Álverock con una damisela (¿qué hace este tío?, cada día enamora a una diferente, en fin),  un grupo de colegas que salen de currar y otro de señores de avanzada edad: ¡aquí puede venir todo el mundo!, la comida está riquísima y hay menú para todos los gustos. Nos pone en una mesa privilegiada del local, al lado del wáter y de la cocina, como a nosotros nos gusta, tenemos todas nuestras necesidades cubiertas. El menú de mediodía nos deja con la boca abierta: platos como ensalada de cous -cous con mango y aceites cítricos, o pastel de pasta con jamón y alcachofas; y que conste que este es ¡el menú del día!; y si ya pedimos a la carta no se qué puede pasar. Le decimos que nos traiga un poco de cada en un cubo y dos pajitas, es como nos gusta comer, pero no, al final lo sirven con tan buena presentación, que da pena hasta comer (aunque luego no nos arrepentimos). Cuando aún nos quedaban por acabar los últimos bocados de gloria, Tripy hace su clásica aparición estelar por la puerta, bebiéndose todo lo que encuentra a su paso, y gritando: ¡cuidado, aquí vienen las 7 plagas de Egipto!, el sitio le gusta, tienen variedad de birras y buen ambiente. Tripy viene con hambre y pregunta: “¿qué es lo más típico aquí?”, le sacan la carta y le muestran las hamburguesas gourmet, con queso azul, cebolla caramelizada, carne sabrosa, gorda y deliciosa. “¡Pónmelas todas que me quedo a vivir!”, le dice a Raúl. No volvimos a verle hasta una semana después. Con cara de satisfacción y la mirada en blanco no dejaba de repetir: “¡Las mejores hamburguesas que he probado en la vida, en el Bufit!”.
Otro día volveremos por la noche, hay carnes a la parilla y las hamburguesas gourmet que no dejan a nadie indiferente, famosas en toda Ruzafa. ¡Ah!, y sin destrozarte el bolsillo, que es lo bueno de este sitio, el precio y la calidad. ¿Qué prefieres ir a Mcdonals porque te dan un juguete con la comida? Álverock también tiene un juguete para ti. Vente al Bufit, ¡no seas “monguer”!

lunes, 3 de junio de 2013

Erase una vez Kaña Makan






Recorremos el mar Mediterráneo a lomos de nuestro drakar hecho de madera de “palé” y cuerdas de tendedero, en busca de nuevas localizaciones donde llenar nuestra tripa y saciar nuestra sed… Tripy al timón con los pantalones por los tobillos y Álverock liándose súper  a saco con los remos… es nuestro rollo. De repente, a lo lejos, ¡divisamos un nuevo lugar! Cosa no tan rara en el reino de Ruzafa. ¿Kaña makan? No sabemos qué coño es, ni que significa pero pinta bien, además, acabamos de empezar nuestros pillajes veraniegos y este parece un buen lugar. ¡Calle Sueca 61, recordadlo, pues hará leyenda! ¡Este será nuestro destino! Entramos por la cristalera de un salto armando un gran estruendo y destrozando los vidrios, vamos a tope y tenemos ganas de liarla. Cuál es nuestra sorpresa cuando, de detrás de la barra, aparecen Iyad y Azam, propietarios del establecimiento, con una sonrisa en la boca y muy buenas maneras: nos invitan a que probemos sus bocados exóticos del Mediterráneo y su cerveza fría. Admiramos la gran barra de montaditos y se nos hace la boca agua, ahora nos sabe mal haber roto sus cristales y atado al palo mayor a uno de sus camareros al que llaman Z… Pero no son kebabs ni chorradas de esas, no señor, son exquisiteces a precios increíbles. ¡¿Qué esto vale un euro?!,¡Esta puta maravilla debería servirse en el Valhala! De veras están increíbles. ¡Álverock, ya tienes dónde venir para impresionar a una damisela! Y si no, pues a cenar de tapeos o bocatas exquisitos con los colegas. Eva nos propone que probemos su bocadillo de “Sujuk” y el “Kufta”, los mejores de la comarca, sin duda.

La chica del fondo nos contagia con su risa… estamos más que a gusto y la cosa no ha hecho nada más que empezar, aún quedan los postres y las infusiones; y para acompañarlos, recomendamos los nidos de pistachos. Vaya, ¡por Odín!, veníamos aquí dispuestos a todo y al final nos vamos con unos amigos. Decidimos desatar a Z y chocar con explosión, él no nos guarda rencor. Pero antes de marcharnos, “sírvenos otro copón de cerveza fría”, que Tripy necesita gasolina.


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